Los vándalos, al mando de Genserico, que están en guerra con el emperador romano Petronio Máximo, y tras destruir previamente la flota imperial, inician el segundo de los tres saqueos de Roma llevados a cabo por los pueblos bárbaros. Permanecerán en la ciudad 14 días, durante los cuales llegarán a secuestrar a romanos adinerados para exigir por ellos un fuerte rescate. Según relata Próspero, cronista de la época, tras la llegada de los vándalos, el Papa León I el Magno, implora a Genserico para que no destruyan la ciudad ni maten a sus habitantes, a lo que Genserico accede, por lo que las puertas de la ciudad se abren para él y sus hombres. El emperador Máximo tratará de huir para no enfrentarse al jefe vándalo, pero morirá a manos de una muchedumbre de ciudadanos romanos a las afueras de la ciudad. (Hace 1569 años)